Juana I, Reina Sonámbula, está unida al Río Duero desde la esfera terrestre; el globo transparente, canaliza el ardor del sol de Delfos.
El depósito de agua gira entre las gradas del teatro de la Naturaleza, millares de perlas recamadas, flexibles, convierten al río de Tordesillas en espejo ardiente de cristal, la atmósfera de luz admite la concentración de lágrimas procedentes del rostro de la Reina.
El gran espejo ardiente se visualizaba desde el puente vestido de blanco, la marcha nocturna de las barcas diminutas potenciaba el temblor de Eros.
La gran Rueda de Cristal de Juan de Mena, se instaló en los subterráneos del puente, bajo el ideario normando de la Reina; documentación apropiada en un manuscrito de la biblioteca palaciega, es una revelación virgiliana.
La espuma del río Duero, rememoraba las formas del río Nilo, espejismo que aumentaban el cataclismo en el Palacio Real de Tordesillas.
La flota simulaba ser un espejo erigido en coloso.
¡Islas de calor transformadas en retornos cíclicos!
Tres espejos encantados ordenaban el pensamiento de Juana I, recordó los bocetos de J. Bosco que compró Felipe El Hermoso, espejos consagrados a la ciencia y al arte, responsables de haber nacido de los astros; en Paracelso (1493-1541), los espejos y las aguas van tejidos al poder de palabras, de los monólogos, los rasgos del pasado y del porvenir los transcriben en los astros.
El río Duero, gran espejo líquido en Tordesillas, genera figuras de Tanagras que, con sus cántaros, inundan las fuentes con aguas sagradas procedentes de ánforas que iluminan el espíritu humanista.
Ante el espejo de las aguas, Juana I vio a sus antepasados, visualizó a Hércules, fundador de Tordesillas, eje iconográfico de Carlos V.
Doble reflexión, doble aluvión.
Dual vertiente, dual visón.
¡Morir dulcemente en el rio!
Las ultramundanas flores coronan con orquídeas a Juana I.
¡Morir en el río Duero, para florecer en éxtasis!
¿Cómo llorar sobre las aguas de rio de la vida?
¿Cuándo se agotan las lágrimas?
La sequedad invade a Laertes, aislado del lirismo floral de las aguas.
Juana I sueña en el más allá, pálida y pensativa se revela, se inclina por Tordesillas, desplaza su aposento funerario de Granada.
La cabellera de Juana I flota en las aguas del Duero, tierra femenina dibujada desde el relato mental de la gran soberana; en su castillo de cristal, emerge inundada de perlas elaboradas por Garcilaso de la Vega, ficciones heráldicas encontradas en la orilla blanca del rio Duero; jardín oculto del pasaje idealizado por Alciato, Juana I es la alegoría del Duero.
Visiones ultraterrenas bajo el sosegado rio, frutales alados por la luna castellana, ceremonia del retorno de Juana I a Tordesillas, su morada alegórica, su Xanadú.
Invisible, la reina legítima pasea por arroyos y manantiales acotados por las sendas de flores silvestres; sobre el estanque de plata, se aprecia un castillo típico de la mitología celta, el castro sumergido se cubre con las ramas de los cipreses ultramundanos que conducen a una de las beldades de la Reina; Tordesillas se transforma en Camelot bajo la Aurora, en el Crepúsculo, Tordesillas se viste de Jerusalén liberada.
La ambivalente visión, se ilumina con el carácter paradisíaco de tierra submarina construida bajo el rio Duero.
Las Náyades dan forma al cortejo de la bella reina que, adormecida en la sala de cristal, advierte los aromas del jardín poblado de naranjos. El prado florido del Palacio Real de Tordesillas tiene un muro de cristal con una gruta de jaspe.
La escalera de caracol de la cripta lleva a una fuente presidida por Proteo, el dios marino que dio forma el rio de Atalanta, agita las aguas mientras se transforman las damas en ciervos blancos que vigilan el Templo de la Inmortalidad.
¡Juana I tiene el color elíseo!
El origen mágico del templo traza el escenario ultramundano del itinerario de la reina eterna, alegoría de la libertad guiando al pueblo, emblema de belleza; ante el suntuoso paraíso hispano, el jardín será idealizado por la alegoría de la Lealtad.
¡Lunga vita alla Regina Juana I!
MI AMADO RIO DUERO por ERRIKARTA RODRÍGUEZ.
Reina sonámbula que deambula por una pequeña habitación de piedra, fría y áspera piedra de sillería que le hace volver a la realidad, prisión carnal que no le deja ser libre. Apoyada sobre el marco de la ventana suspira y, cerrando sus ojos, sale su cuerpo proyectado por la ventana, ¡libre al fin! Espiral en forma de vendaval que eleva su cuerpo ingrávido haciendo piruetas en el aire. ¡Al fin libre! ¡Sueño melancólico en el que se sumerge cada atardecer, dulce atardecer sobre su amado río Duero, espectadora en primera persona que se deleita con un tierno atardecer viendo cómo el sol se sumerge en río para dejar paso a la luna, compañera de viajes, confesora de secretos indescifrables, como ser tan libre! ?.
Caminante del mar de nubes donde es la reina indiscutible, poderosa guardiana y salvadora de almas que vagan perdidas, almas en pena a la espera de ser rescatadas. Mar eterno de blanca y algodonosa pureza. ¿Y si las flores durarán más de una primavera? ¿Y si la soledad fuera tan solo un estado mental del alma? Vestida con su capa vegetal de musgo y flores primaverales asciende hasta el pico de una montaña, imponente, suprema, retrato visto de espaldas en el que la reina contempla su paraíso, a sus pies el mar de nubes que se junta en el infinito con un cielo resplandeciente, ingrávido, puro. Reina del mar de nubes??
¿Si mi amado río Duero pudiera contemplar tanta inmensidad? ¿Si pudiera beber de las lágrimas de esta reina fatigada que no puede dejar de luchar? Enferma, estoy enferma de amor, enferma. Como vivir sin mis paseos por tu vereda, como privarme del canto del ruiseñor, éxtasis pasional que no puedo, no quiero dejar de sentir. Aquí me encuentro girando en esta cárcel de metal que son mis sentimientos, atrapada, encarcelada, si no fuera por mi mente viajera que me traslada a mi paraíso secreto donde habito sola en libertad. ¡Cómo expresar todo lo que siento!
Eterna escalera de caracol en la que nunca terminó de subir, ascenso doloroso y sufrido en este cuerpo dolorido de tanto luchar. ¿Si tan solo pudiera llegar al final? Metáfora de mi vida en la que nunca termino de dejar de sufrir, corazón roto, lacerado por un destino despiadado que se empeña en no dejarme vivir, sentir. ¿Si todos supieran lo que sufro por ellos? ¿Si supieran cuántas veces me he arrancado la ropa y quitado los zapatos a modo de protesta? Descalza, signo de desnudez que tanto les molesta a tantos seres indeseables que habitan en mi vida. De vuelta a mi ventana contempló a mi buen e inestimable compañero, mi querido río Duero, hoy lloro por ti, por tu soledad sin mí, por tantas horas de buenas conversaciones que ya no tendrás, hoy lloro por nosotros, por nuestra amistad, yo nunca te olvidaré, río castellano que corre por mis venas, siempre juntos, nada sin ti.