Misión imposible

Diego Jalón Barroso
Viernes, 17, Marzo, 2023

A Pedro Sánchez se le escurre el tiempo como agua entre los dedos. Está ya un poco como Isabel la Católica, que ofrecía todas sus posesiones por un momento más. Sin darnos casi cuenta, la primavera llama a la puerta, la estación de las flores y el amor, que comenzará oficialmente tras la celebración del día del progenitor no gestante y acabará un par de semanas después del 28 de mayo, una fecha marcada en rojo en el calendario del presidente. Y no precisamente por ser domingo.

Su legión de asesores, cientos, oleadas, la inmensa mayoría hombres y por lo tanto violadores, como ya nos ha explicado otra miembra del Gobierno, habían pergeñado un plan para zanjar todos los asuntos turbios, ya saben los de la sedición, la malversación y demás contubernios, antes de final de año. Y así, desde el uno de enero, pasada la resaca de las uvas, todo iba a ser un paseo triunfal con lluvia de billetes para el amado líder, al que hasta los votantes del PP le agradecen sonrientes por las calles su inmejorable gestión de la cosa.

Pero entre lo de la ley esa del ministerio patrocinado por Satisfyer, lo del Tito y otros disgustos, pasan los días y no hay manera, que decía Coque Malla. Así que el presidente ha reajustado su retrotiming y ha decidido que se tiene que quitar todos los marrones de encima para enfundarse el chándal de campaña en cuanto pase el Domingo de Resurrección. Y darlo todo, para terror de los candidatos socialistas. Las prisas ya le han obligado a esa reforma exprés de las pensiones en forma de bomba de relojería y a envainarse la ley mordaza, que decía Sánchez que "la vamos a derogar en cuanto lleguemos al Gobierno, de eso no le quepa la menor duda". Con dos pelotas, pero de goma. Y por ahí anda también pendiente de un hilo la Ley de Vivienda, encallada por un 3%, como Jordi Pujol.

Luego, disfrutar el trago de esa extraña moción de censura filtrada, que los de VOX han presentado contra sí mismos y contra el PP, y a mitinear por las Españas. Será una campaña peculiar, porque Sánchez no va a proponer proyectos, ni a vender futuro. El lema de precampaña, "Defiende lo que piensas", no deja de ser chirriante para un presidente con principios tan cambiantes y difusos. ¿Qué piensa Sánchez? Mejor no adentrarse en ese oscuro e insondable desagüe. Pero yo tengo alguna idea de lo que nos va a contar.

Su campaña girará, como el cuadro de Rubens, en torno a tres gracias contra Feijóo. Porque a Sánchez poco le importa la suerte de sus barones y sus alcaldes. Él va a hacer campaña por Sánchez y eso, para Sánchez, significa disparar contra Feijóo, el archienemigo que puede botarle de su palacio y de su trono a final de año. La primera gracia será desprestigiar al "insolvente", ese que no mira quién es el capitán del barco al que se sube. Que no sé yo si será eso más grave que ser el capitán y dejar que suban a bordo Iglesias, Otegui y Rufián. Pero eso a Sánchez lo mismo le da. Seguirá sacando a relucir la foto de Marcial Dorado y presumiendo de haber echado a Berni de un barco en el que Bildu y ERC llevan el rumbo.

La segunda gracia, aunque pueda parecer un chiste, será recrearse en los escándalos de corrupción del PP, esos fantasmas del pasado a los que invocará con audacia y sin recelos el presidente del partido de los EREs y tantos otros escándalos. El Mediador, "no hay caso", no será obstáculo para que el ilusionista se saque la Kitchen, las cremas de Cifuentes o los trajes de Camps de la chistera en cada región y en cada pueblo en el que pueda aterrizar el Falcon. O el Súper Puma, "tan lejos, tan lejos de la realidad, que no espero nunca poderla alcanzar".

La tercera y en la que seguramente más se va a recrear, es la relación del PP con VOX. Le echará en cara a Feijóo su abstención en la tamamotion y, sobre todo, nos alertará de los desfiles con el yugo y las flechas, la quema de libros y las amenazas a golpe de ecografía a las mujeres que se suceden en Castilla y León. El necesario apoyo de VOX será la mejor arma contra el líder del PP para el presidente del Gobierno de coalición progresista y feminista. Una coalición que, por mucho que se estire, no se va a romper. La huida de Sánchez hacia el centro hace tiempo que dejó de ser una opción, así que ahora sólo le queda poner a los españoles en el dilema de elegir entre él e Irene Montero en Igualdad, con Bildu y ERC en la dirección del Estado, o el PP con Ortega Smith en el Ministerio de Orden Público.

Sánchez necesita a Yolanda y a Podemos, pero las cosas tampoco pintan bien en esa esquina del tablero inclinado. Al parecer, la desaparecida va a volver para presentar otra vez eso de Sumar entre finales de marzo y principios de abril. Que bueno, ya sabemos que Yolanda es a la puntualidad lo que Sánchez a la palabra dada, así que igual es en mayo, o en verano, o vaya usted a saber. Pero el problema es que Podemos no está por la labor de disolverse en Yolanda. Y claro, si Yolanda no consigue reunir en una sola papeleta toda la chatarra política que hay a la izquierda del PSOE, las opciones de Sánchez para renovar se desvanecen entre las sombras de la ley d'Hont, como ya vimos en Andalucía.

Así que, aunque ese sea el plan, lo que queda de aquí a mayo no va a ser un camino de baldosas doradas para el presidente. Su pérdida de credibilidad es irrecuperable. Y aunque nueve meses dan para muchas sorpresas en una realidad tan líquida y gaseosa como la actual, su antagonista se consolida como presidenciable y se va instalando la percepción general de que el reinado de Sánchez llega a su fin. Pese a los esfuerzos por vender unas medidas sociales que no llegan a la clase media y trabajadora, una supuesta pacificación del conflicto catalán pagada por anticipado, pero de dudosa entrega, y una agenda política internacional en la que Sánchez se mueve como pez en el agua, pero siempre acaba en un charco, la maquinaria electoral socialista no acaba de arrancar.

Los institutos demoscópicos arrojan datos cada vez más desalentadores, no llega la remontada y por delante sigue habiendo muchos obstáculos, que Sánchez tendrá que superar con el hándicap de esas rémoras que no le van a abandonar por muy rápido que quiera nadar. Recuerdan eso de "De los creadores de los hombres van a ir al registro a cambiarse de sexo todas las mañanas, llega los violadores a la calle". Pues parece que va camino de ser un pleno, aunque en orden inverso. Ya empiezan a llegar noticias de colapsos en los registros y habrá que ver cómo acaba esto.  

Y ¿qué pensará el presidente al escuchar los cánticos del penúltimo vídeo de Pam? Aunque no lo pretendiesen y sin darse cuenta, las chicas a las que tanto admira la Secretaria de Estado dan en el fondo la razón a los antiabortistas más radicales, al confirmar que el feto que aún estaba en el vientre de su progenitora gestante ya era sin duda el ser humano Abascal. Bueno, como decía antes, lo de saber qué piensa Sánchez es misión imposible. Casi tan imposible como la que tiene el presidente de aquí al 28 de mayo.

NUESTRA NEWSLETTER

SÍGUENOS