Un nuevo estudio confirma que el aumento de la temperatura global del planeta ha afectado negativamente a la producción de crías en las aves migratorias y de gran tamaño, mientras que las especies pequeñas y sedentarias parecen beneficiarse de esta situación.
El estudio, encabezado por la doctora Lucyna Halupa, de la University of Wroclaw (Polonia), y firmado por más de 100 científicos de centros de investigación y universidades de todo el mundo, entre los que se encuentra el doctor Antoni Margalida, del Grupo de Investigación en Gestión de Recursos Cinegéticos y Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC, UCLM, JCCM) y el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE - CSIC), acaba de publicarse en la revista científica estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores examinaron datos de reproducción de 201 poblaciones de 104 especies de aves (lo que se corresponde con la monitorización de 745.962 nidadas) de todo el mundo entre 1970 y 2019, según ha informado este viernes el IREC en nota de prensa.
El estudio controló la filogenia, la historia de vida de las especies, los hábitos migratorios, la latitud, los impactos humanos directos y los cambios locales de temperatura o precipitación.
Los resultados muestran que más del 56% de las poblaciones de aves mostraron una tendencia a la baja en la producción de crías, especialmente las aves migratorias y de gran tamaño, mientras que el 44%, representado mayormente por aves pequeñas y sedentarias, mostró una tendencia positiva.
De este modo, todo parece indicar que las aves no migratorias y de cuerpo pequeño podrían adaptarse mejor a las perturbaciones ecológicas derivadas del cambio climático, mientras que la supervivencia de las poblaciones de aves migratorias de gran tamaño podría verse seriamente comprometida según aumenta la temperatura.
El motivo de esta diferenciación es desconocido por el momento, pero los científicos creen que podría deberse a que las aves grandes tienden a producir menos descendencia en general, tardan más en madurar y transcurre más tiempo entre diferentes generaciones.
Se trata de diversos factores que pueden ralentizar la capacidad de una especie de ave para adaptarse al cambio climático.
Por otro lado, las aves más pequeñas tienden a dispersar el calor más fácilmente, lo que les podría ayudar a regular su temperatura corporal de manera más eficiente ante un aumento de la temperatura ambiental.
Finalmente, el cambio climático también puede estar reduciendo la disponibilidad de alimento y agua en algunas áreas, y las aves más pequeñas podrían estar mejor preparadas para competir por recursos limitados.
Algunas de las especies con las mayores disminuciones en la producción de crías son al aguilucho cenizo y la cigüeña blanca (grandes y migratorias), al quebrantahuesos (grande, no migratorias) y a los aviones comunes (pequeños, migratorias).
Por el contrario, especies como el gavilán, el torcecuello, los papamoscas y las currucas parecen mostrar tendencias positivas de producción de descendencia según aumenta la temperatura media del planeta.
De forma general, los autores del estudio atribuyen los cambios en la producción de descendencia a efectos combinados del calentamiento global sobre los rasgos ecológicos y de historia de vida de la especie.
Según los autores, la rápida disminución en el tamaño de la población de algunas especies de aves documentada en otros estudios en todo el mundo podría deberse parcialmente a estos cambios en el descenso de la productividad (menor cantidad de crías producidas). EFE