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UPA Ávila ha realizado, un año más, un campo de ensayo en la provincia abulense para buscar respuestas, dentro del sector agrario, al cambio climático con una serie de variedades de trigos y cebadas. Las conclusiones, obtenidas tras analizar en los últimos días los rendimientos obtenidos, son muy relevantes y demuestran las diferencias de las semillas de calidad respecto a las que no lo son.
El año climatológico ha perjudicado mucho el cereal de la provincia abulense, y de hecho la gran cantidad de agua caída en las fechas clave de sementera y la posterior afectación de los hongos han convertido la campaña cerealista en La Moraña en "ciertamente complicada y desde luego nada buena".
En lo que al trabajo desarrollado por la organziación agraria, el término municipal abulense de Cisla ha sido el lugar elegido en el que UPA Ávila ha desarrollado el campo de investigación con semillas R1, R2 y R3, y cuyos resultados han sido altamente esclarecedores en cuanto a rendimientos, resistencia a enfermedades, y nivel de germinación en las distintas parcelas, y por lo tanto, de productividad en las mismas.
Los servicios técnicos de la organización con los datos directos obtenidos días atrás en la parcela de ensayo han conseguido concluir que las semillas de cebada certificada R1 y de R2 han ofrecido hasta un 19 por ciento más de rendimiento productivo que las semillas de reempleo de tercer año (R3). En los trigos ese porcentaje ha alcanzado un incremento del 15 por ciento.
Según los datos obtenidos por UPA, en el caso de la cebadas los rendimientos medios de R1 y R2 en un año muy complicado como éste han sido de 2.300 kilos/hectárea frente a los 1.850 kilos obtenidos con la R3. Es decir una diferencia de aproximadamente 450 kilos de diferencia por hectárea. En el caso de los trigos los resultados del ensayo también son concluyentes. Los rendimientos medios de semillas de calidad R1 y R2 han dado 2.100 kilos/hectárea frente a los 1.800 kilos de las R3. Una diferencia de 300 kilos, casi un 15 % de diferencia entre las mejores semillas de trigo y las de tercer año.
Para UPA Ávila, lo más relevante del ensayo es el mejor comportamiento de las semillas de calidad demostrando con cifras que los rendimientos son superiores e incluso han resistido mejor las diferencias extremas de temperaturas y enfermedades como los hongos y, además, han tenido mayor capacidad de germinación, demostrando que ésta se reduce en un porcentaje importante tras la segunda siembra como se ha demostrado con los datos a pie de campo.
La organización agraria considera "muy importante que en un contexto como el actual de cambio climático, y en este caso en una campaña como la actual, que viene precedida de un año desastroso como el 2023 tanto a nivel de producción como de precios, la diferencia de hasta casi un 20 % de rendimiento entre unas semillas y otras es ciertamente relevante a nivel de rentabilidad para una explotación familiar".
Por este motivo, Pedro Ismael Martín Piral, coordinador provincial del campo de ensayo de UPA en Cisla, califica como muy importante que "hayamos desarrollado este trabajo de campo de investigación para trabajar contra el cambio climático siendo sabedores de que para el sector profesional es muy interesante que podamos visualizar en qué se traduce el desarrollo genético de las nuevas variedades y la importancia de la mejora genética realizada por las empresas de semillas, todo con el objetivo de buscar las opciones que mejor se adaptan a nuestros terrenos y a la dura climatología que sufrimos campaña tras campaña".