Carmen Andueza no hace disfraces. Eso es algo que queda meridianamente claro cuando uno visita su taller en Ávila, un espacio de confección artesanal donde el tiempo fluye, y a la vez se detiene, entre los tejidos y sus costuras.
Esta abulense lleva en el mundo de la moda desde que en 1986 se puso a los mandos del establecimiento tradicional El Dedal, pero fue hace aproximadamente unos 15 años cuando decidió aprovechar la oportunidad que le ofrecía el pasado histórico de la ciudad amurallada para diversificar su negocio, sin sospechar entonces que esa decisión desembocaría en una marca propia con repercusión en gran parte del territorio nacional.
Si las Jornadas Medievales de Ávila, 'El mercado de las tres culturas', han conseguido ser un auténtico espectáculo de Interés Turístico Nacional con miles de visitantes cada año, es en parte gracias a la implicación de la población de la capital abulense, entregados ciudadanos que el primer fin de semana de septiembre ponen en marcha la máquina del tiempo para transformarse en auténticos soldados, damas, pícaros, juglares, nobles o mesoneras que contribuyen a imbuir la ciudad en un halo místico de medievo y animan a los visitantes a hacer lo mismo para sumergirse en tiempos pretéritos como si fueran los suyos.
Carmen es una de esas ciudadanas implicadas con la promoción turística de su ciudad y ha sabido apretar las teclas adecuadas para establecer una relación, hoy indisoluble, entre el desarrollo territorial y su evolución personal, impulsando un nicho de negocio en el que a día de hoy sobresale por su creatividad, profesionalidad y buen hacer.
"Cuando la gente empezó a vestirse para las Jornadas Medievales me pareció muy interesante y me empecé a documentar. Yo ya tenía bastantes nociones de diseño, pero empecé a ir con un profesor, y de vez en cuando hago mis reciclajes para diseñar las prendas porque claro, yo tengo mis ideas y tengo mis tejidos, y todo mi mundo alrededor, pero a veces te costaba plasmarlo y que el cliente lo viera, sobre todo en la primera época", explica.
Una primera época en la que se lanzó al alquiler de vestimentas medievales -que no disfraces- "porque el mercado estaba empezando a crecer y vimos un nicho de negocio, el cliente lo demandaba y había que ofrecérselo". El siguiente paso fue acercarse al plano institucional. Contactó con el Ayuntamiento de Ávila, cuya corporación tiene por costumbre pasear por el mercado ataviada de época, y les trasladó su iniciativa.
"Les gustó que un comercio local tuviera esta idea, confiaron en nosotros y empezamos a confeccionar sus vestimentas. En ese momento tuvimos ya que hacer un gran esfuerzo de todo, de diseño, de documentación, para empezar a hacer los primeros trajes y ahí empezamos ya a funcionar".
Desde entonces Carmen Andueza se metió de lleno en las Jornadas Medievales. "He intentado siempre estar muy involucrada con el tema porque me parecía que era una potencia para Ávila, potencia turística y económica. Desde el primer momento me ofrecí a colaborar, me integré y me dieron la oportunidad. A partir de ahí, hemos intentado potenciar que el mercado tenga una estructura en cuanto a vestuario, incluso a veces en cuanto a la decoración, con las empresas que han venido".
Con la marca Carmen Andueza dedicada ya en exclusiva a las vestimentas de época, empezaron a confeccionar a demanda porque "el cliente venía y nos pedía, y ahora ya tenemos otra amplitud de negocio".
El producto
"Yo no trabajo el disfraz". Carmen hace mucho hincapié en esto. Se confiesa aun "de lápiz y cuaderno", a pesar de que la tecnología ya agiliza mucho el trabajo, y luce con orgullo su carnet de artesana a pesar de que "lo tuve que luchar, porque cuando me fui a sacer el título de artesana, en el epígrafe solo había disfraces y nosotros no trabajamos el disfraz, hacemos otro tipo de vestimenta".
Basta con entrar en www.carmenandueza.com para darse cuenta de que no es una tienda de disfraces, sino más bien una máquina del tiempo textil. No solo por la calidad de los tejidos, la precisión en los detalles, los complementos, las pasamanerías o la confección a medida, sino también por el aroma a historia que desprende cada diseño, todos ellos únicos y originales y con una importante base documental, fruto de horas de trabajo.
En la actualidad Carmen Andueza trabaja los atavíos de época medieval en las dos vertientes de alquiler y venta. En su taller se puede encontrar un amplio vestuario para todos los gustos en régimen de alquiler, y ella misma destaca que "tenemos una solución importantísima de alquiler que renovamos constantemente y que cuidamos mucho", pero cada vez más los clientes buscan prendas propias, a su gusto y a medida de su talla y personalidad, y es en esto en lo que la abulense es una auténtica especialista.
La página web en este caso es un mero expositor, un ejemplo de lo que puede ofrecer esta artesana, que utiliza internet como una forma de establecer contacto con el cliente. "No vendemos en la web porque eso resta la personalización que nosotros queremos darle a nuestras prendas, y no solemos tener el mismo vestuario en diferentes tallas, tenemos muchísima variedad. Lo que hacemos es contactar con el cliente, nos manda sus medidas, normalmente le pedimos una fotografía porque viéndole un poco su figura, la de ellas sobre todo, podemos un poco ver más lo que le puede encajar del vestuario que tenemos, y a raíz de eso preparamos fotos y se las mandamos".
Para ello, el asesoramiento personalizado es otro de los puntos fuertes, por lo que Carmen no tiene reparos en evaluar las peticiones y aportar su experiencia para ofrecer alternativas. "Alguna vez he llamado a una clienta y le he dicho, creo que esto no es apropiado, ni para ti, ni para cómo va la boda, quizá no sea este el estilo".
De Ávila al mundo
Lo que comenzó como un negocio ligado exclusivamente a las Jornadas Medievales de Ávila, pronto traspasó las fronteras locales, regionales e incluso nacionales. El buen hacer de Carmen Andueza atrajo las miradas de visitantes y profesionales foráneos, animados por las necesarias campañas promocionales, sí, pero sobre todo a través del boca a boca, que han llevado su producto a otros mercados medievales, pero también a bodas y otros eventos de época.
"Al principio solo trabajábamos el fin de semana del Mercado Medieval de Ávila, pero ahora nos piden este tipo de producto prácticamente durante todo el año", señala Carmen, quien revela que "no podíamos tener todo ese vestuario parado para un fin de semana de septiembre así que nos propusimos moverlo, hicimos promociones en medios y llamábamos a todos los ayuntamientos que tenían mercados medievales, fue muchísimo trabajo, pero poco a poco fue viniendo la gente".
En la actualidad los atavíos medievales de Carmen Andueza se ven en mercados medievales, bodas y otros eventos de varias provincias de Castilla y León, Madrid, Toledo, Alicante, Córdoba, Sevilla? pero también en la vecina Portugal e incluso en Reino Unido.
El tirón de esta artesana ha servido también para llevar la diversificación un paso más allá y acercarse a otras épocas, como el Renacimiento, con presencia en las jornadas que se desarrollan en Salamanca, o los Tercios de Flandes, cuyo vestuario fue objeto de una exposición que giró por toda España. En la actualidad también realiza bajo demanda vestuario vikingo, motivos todos ellos que trabaja con la misma mezcla de rigor histórico y creatividad que le ha llevado incluso a mostrar sus creaciones en desfiles de la Pasarela Española.
Conjugar, por cierto, el rigor histórico, con las preferencias del cliente, no es tarea fácil, pero "al final yo tengo que comercializar mis vestidos. Eso sí, no me pidas nada en rosa, porque no te lo hago".